Se trata de "El extranjero" de Albert Camus ( /albɛʁ' kamiu'/).
Pasé varios años de mi adolescencia absteniéndome... más bien... alejándome de textos como éste. Por un lado, aún no tenía experiencias que me llevaran a la contemplación reflexiva; por otro, no tuve una adecuada instrucción acerca del propósito de la filosofía en el desarrollo del pensamiento (ni de nada, en realidad).
Hoy sigo sin saber mucho de filosofía. Sin embargo estoy convencido de que ese desarrollo del pensamiento ha hecho una diferencia (la que sea) en nuestra estancia como raza en este planeta.
En fin. "El extranjero" me gustó. Ciertamente no me cambió la vida como muchas opiniones de gente que respeto afirmaban pero me agradaron varias cosas.
Primero que nada disfruté mucho la narrativa; nada pretenciosa, fluida y al punto. Es esta una historia corta que trata con asuntos muy definidos. El personaje principal, Meaursault, presenta, desde mi punto de vista, un claro ejemplo de alexitimia: el tener emociones pero no poder hablar de ellas. Es curioso ver cómo su entorno se histeriza ante tal posibilidad. Este hombre se da cuenta de ello pero no cambia, no puede y no quiere. No entiende cuál es el gran problema de no darle mucha importancia en realidad a nada; ni a la muerte de su madre, ni al abuso y sufrimiento ajenos, ni al hecho de matar a un árabe a balazos.
Yo he compartido esa sensación alguna vez. El hecho de sentir que, por alguna razón, el entorno se agita ante alguna cierta actitud propia; como si de verdad hubiese un compromiso cósmico y estricto de por medio.(Claro que yo nunca he matado a un árabe)
Siempre he sentido, también, que como a Meaursault, a todos nos ha tocado tener jueces y jurados que pueden ver a través de eso y que, como nos conocen, se han curado de espanto.
¿Qué opinan?
¡Ey, Andrés!
ResponderEliminarQué sorpresa... ¡ni siquiera sabía que tenías un blog! Sobre el extranjero, le traigo ganas desde hace años (y tu reseña las aumentó hoy).
Visistaré seguido :O)
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